Prevención de úlceras por presión

Pablo Varona, fisioterapeuta

Las úlceras por presión son un aspecto bastante importante a tener en cuenta en el cuidado de las personas en situación de dependencia.

Una úlcera por presión, también llamadas –escaras-, es toda lesión de la piel que se produce en cualquier parte del cuerpo que sufre una presión prolongada sobre un plano duro. Esta presión no ha de ser necesariamente intensa y es independiente de la posición en la que permanezca el paciente (puede estar sentado, acostado…).

A continuación indicamos algunas pautas enmarcadas en proyectos de intervención y prevención de las úlceras por presión:

Objetivos

  • Identificar al paciente con riesgo de desarrollar úlceras por presión (UPP).
  • Mantener la integridad de la piel.
  • Mantener al paciente en óptimas condiciones para su posterior recuperación.
  • Proporcionar educación sanitaria al paciente y/o familia.

Consideraciones previas

A) Centradas en el paciente:

  • Riesgo de desarrollo de úlceras por presión:
    • Fisiopatológicos.
    • Derivados del tratamiento.
    • Socio-económicos.
    • Se considera de riesgo todo paciente con: parálisis cerebral, disminución del nivel de conciencia, deficiencias del estado nutricional, mayores de 85 años.
    • Todo paciente que presente UPP, deberá ser considerado automáticamente de alto riesgo.
  • Valoración del riesgo de ulceración (según escala de Braden).
    • Riesgo alto: < 12. Paciente de alto riesgo.
    • Riesgo medio: 13-15. Paciente de riesgo medio.
    • Riesgo bajo: > 16. Paciente de bajo riesgo.

B) Centradas en el personal:

  • Siga las recomendaciones sobre el manejo de pesos y cargas del hospital.
  • Lavado higiénico de las manos.
  • Colóquese guantes para el lavado e higiene de los pacientes.
  • Siga las normas universales sobre prevención de transmisión de infecciones del Hospital.

Intervenciones fundamentales

Cuidados de la piel

  • Revise diariamente el estado de la piel del paciente considerado de riesgo, teniendo especial cuidado con las prominencias óseas (sacro, talones, caderas, tobillos, codos, …) y con el deterioro del estado general de la piel (sequedad, excoriaciones, eritema, maceración, fragilidad, temperatura, induración, …).
  • Dedique una atención especial a las zonas donde existieron lesiones por presión con anterioridad.
  • Realice la higiene corporal diaria con agua tibia y jabón con Ph neutro, aclare la piel con agua tibia y proceda al secado por contacto (sin fricción), secando muy bien los pliegues cutáneos y los espacios interdigitales.
  • Aplicar a continuación crema hidratante en la superficie corporal excepto en los pliegues cutáneos. Si se utiliza aceite corporal hidratante, se aplicará en la piel húmeda, secándola posteriormente.
  • Aplicar un masaje suave si la piel está intacta y no presenta cambios de color (enrojecimiento o palidez). No realizar masajes directamente sobre prominencias óseas.
  • Mantenga la ropa de cama y del paciente limpia, seca y sin arrugas. La lencería será preferentemente de tejidos naturales (algodón). No usar productos irritantes para lavar la ropa.

Control de exceso de humedad

  • Valore y trate los diferentes procesos que puedan originar un exceso de humedad en la piel del paciente: incontinencia, sudoración profusa, drenajes y exudado de heridas.
  • Incontinencia. La principal causa de exceso de humedad es la incontinencia urinaria y/o fecal.

Manejo de la presión: movilización, cambios posturales, superficies especiales para el manejo de la presión

  • Movilización:

– Fomente la movilidad y actividad del paciente: proporcionar dispositivos de ayuda

(barandillas, trapecio, andador, bastones, etc.)

  • Cambios posturales:
  • Siempre que no exista contraindicación, deben realizarse cambios posturales.
  • Programe los cambios posturales en relación a las necesidades y riesgo detectado en la valoración. Con carácter general se aconseja realizarlos cada 2-3 horas durante el día y cada 4 horas en la noche.
  • Siguiendo una rotación programada (decúbito supino, lateral derecho, lateral izquierdo ).
  • En decúbito lateral, no sobrepase los 30º.
  • Evite en lo posible apoyar directamente al paciente sobre sus lesiones.
  • Evite el contacto directo entre las prominencias óseas, con el uso de almohadas o cualquier otra superficie blanda.
  • En periodos de sedestación se efectuarán movilizaciones horarias. Si puede realizarlo autónomamente, enseñe al paciente a movilizarse cada quince minutos (cambios de posturas y/o pulsiones).
  • Entre uno y otro cambio postural completo, realizar mínimos cambios de postura.
  • Levante al paciente en lugar de deslizarlo para realizar las movilizaciones, utilice una entremetida de tela para evitar el arrastre.
  • Mantenga el alineamiento corporal, la distribución del peso y el equilibrio del paciente.

Objetivos:

  1. Disminuir el efecto de la presión como causa de UPP.
  2. Reducir los niveles de presión en las zonas de riesgo.
  • Superficies especiales para el manejo de la presión (SEMP):
    • Utilice una SEMP adecuada según el riesgo detectado de desarrollar UPP y la situación clínica del paciente. Considere siempre las superficies especiales como un material complementario que no sustituye a los cambios posturales.
    • Use una superficie estática cuando el individuo puede asumir varias posiciones sin apoyar su peso sobre las úlceras por presión y/o en pacientes con riesgo bajo.
    • Emplee una superficie dinámica si el individuo es incapaz de asumir varias posiciones sin que su peso recaiga sobre las úlceras y/o en pacientes con riesgo medio/alto.
    • Los elementos anteriores, pueden completarse con el uso adecuado de otros materiales: cojines, almohadas, protectores locales, etc.
    • En el caso de pacientes de riesgo medio o alto, se deberá utilizar un cojín con capacidad de reducción de la presión en sedestación.