Rocio Cuenca Alonso. DUE
En la práctica diaria es habitual entre la población mayor, encontrar pastilleros, llenos de medicación, de todas las formas y colores. Esto, junto con las características propias de este grupo de población, hace que el riesgo de interacciones o reacciones adversas se incremente. Por este motivo, es especialmente importante, la adecuada coordinación y supervisión de la misma, para asegurar que el tratamiento que toma es seguro, y cumple adecuadamente su cometido.
Las personas mayores son las principales consumidoras de medicamentos, y en ellas, podemos destacar importantes hábitos peligrosos:
- Errores en la toma de medicación por mala comunicación, bien porque se reciben instrucciones incompletas o inadecuadas, o por problemas cognitivos del propio paciente (repetición de toma, olvido…), limitaciones sensoriales (visual, auditiva…), que dificulta la comprensión de instrucciones.
Elevada automedicación: especialmente en analgésicos y antiinflamatorios, laxantes, antiácidos y algunos tranquilizantes. - Toma sin control de derivados de las plantas, que de igual modo, pueden producir interacciones y efectos no deseados.
Decálogo General en la medicación del Mayor:
- Seguir las dosis, duración del tratamiento, e indicaciones del médico al pie de la letra: para evitar problemas de pérdida de eficacia, incremento de la toxicidad, u otros. En ocasiones es recomendable iniciar o finalizar el tratamiento de manera progresiva, según indicaciones.
- Evitar la sobremedicación, simplificar lo posible, para minimizar los efectos secundarios y las posibles interacciones entre medicamentos. Seguir exclusivamente el tratamiento indicado por su médico.
- Evitar tener medicamentos que no tiene que tomar, en casa. Revisar y devolver los caducados o los que no necesite ya, a la farmacia.
- Evitar la automedicación: siempre deberá pedir consejo previo a su médico o farmacéutico, explicando todos los tratamientos que forman parte de su pauta terapéutica.
- Considerar los productos naturales como fármacos, con actividad farmacéutica, y consultar al médico o farmaceútico antes de su toma, al igual que con los fármacos tradicionales.
- Conocer los medicamentos que toma, y cómo administrarlos. Hacer un listado de todos los fármacos con el nombre, dosis, frecuencia, cuándo inició y hasta cuándo lo debe seguir.
- Pregunte el momento del día en que se debe tomar los fármacos: puede que no sea indiferente, así como la afectación del estado de alerta, según sus obligaciones, u otros efectos que se prefieran evitar en determinados momentos del día.
- Usar calendarios de medicación o asociar su toma con una tarea rutinaria, para evitar olvidos. Puede ser muy útil preparar pastilleros diarios o semanales, con la medicación completa y ordenada por días y horarios, para asegurar y/o poder comprobar, que se ha tomado la medicación de manera adecuada. Si la persona acude a un centro de día, se puede solicitar a la enfermera que prepare el pastillero para las tomas realizadas fuera del horario del centro, y/o para fines de semana y festivos. Si no es usuario de centro de día, hay farmacias que ofrecen este servicio de manera gratuita.
- Potenciar la vía oral sobre otras más invasivas.
En el caso de la persona mayor, ante la duda de si ha tomado o no la medicación, consultar a un médico la conveniencia de repetir la toma, pero de manera general, y ante la duda, suele ser mejor omitir una toma, que duplicar la dosis.