Jesús Muyor, Director de Innovación, Comunicación y Desarrollo de FAAM
La lectura es una actividad muy beneficiosa en cualquier etapa de la vida. Pero en edades avanzadas se tiende a abandonar el hábito debido a nuestras creencias relacionadas con la pérdida de capacidades. Pero es precisamente todo lo contrario: la lectura es una de las actividades más beneficiosas para la salud, puesto que se ha demostrado que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales.
Practicar la lectura es una acción terapéutica pero también preventiva. Terapéutica porque cuando leemos se produce una activación cerebral que implica áreas muy diversas. Diversos especialistas coinciden, además, en que esta actividad nos ayuda también a mejorar las habilidades sociales y la empatía, precisamente porque nos permiten sumergirnos en las vivencias de los personajes y en las interacciones que establecen entre ellos.
Pero esta actividad también realiza funciones de prevención ya que la lectura aumenta la «reserva cognitiva». Es decir, provoca un buen funcionamiento cognitivo y ejecutivo de nuestro cerebro y previene ante los síntomas clínicos de las enfermedades neurodegenerativas: Nos ayuda a retrasar la aparición de enfermedades como el Alzheimer y a reducir el número de casos.
Los estudios coinciden en alertar que muchas personas, que han mantenido a lo largo de su vida el hábito de la lectura, lo abandonan al llegar a la tercera edad. La pérdida de la capacidad visual y la dificultad que ésta les genera para la lectura es la principal razón que justifica este cambio de conducta. No obstante, podemos utilizar productos de apoyo y soportes para compensar, por ejemplo, la pérdida de capacidades visuales. Además, podemos adaptar la actividad a través de textos de «lectura fácil» de tal forma que el contenido sea sencillo, claro y legible.
Algunas de las pautas que nos dan las Asociaciones de «Lectura Fácil» y que nosotros seguimos en nuestros Centros y Servicios para Personas Mayores. Por ejemplo, para que se pueda ver bien:
- Utilizamos letra grande y clara.
- Usamos líneas escritas cortas y párrafos pequeños.
- Hacemos que la letra tenga mucho contraste sobre el fondo.
- No justificamos los textos a la izquierda.
Por ejemplo, para que se pueda comprender bien:
- Escribimos con lenguaje claro, sencillo y preciso.
- No empleamos metáforas ni conceptos abstractos.
- Usamos un estilo de redacción directo y personal.
- Contamos las historias con orden, según ocurren las cosas.
- Utilizamos el orden sintáctico más básico y simple.
- Expresamos una idea en cada frase.
En definitiva lo que pretendemos es atraer y mantener a las Personas Mayores en el hábito de la lectura a partir de sus propios intereses, gustos y preferencias. Porque, como hemos visto, mientras leemos, estamos haciendo trabajar a nuestro cerebro, lo obligamos a pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar. Es decir, lo mantenemos vivo y nos mantenemos vivos.
Jesús Muyor Rodríguez
Director de Innovación, Comunicación y Desarrollo de FAAM.
Profesor en el Grado de Trabajo Social de la UAL.