Mª del Mar Miralles, Psicóloga y directora de la Residencia para personas gravemente afectadas de FAAM
En la actualidad hay una tendencia dentro del panorama de terapias no farmacológicas en personas con alteraciones cognitivas, debido a la reorientación que están teniendo los objetivos de intervención terapéutica tanto en nuestro país, como en el resto de la comunidad internacional. Es frecuente encontrar enfoques y aportaciones que aúnen objetivos comunes, buen ejemplo de ello, es la Rehabilitación Neurocognitiva.
Existe cierta tendencia a equiparar el concepto de rehabilitación neurocognitiva a la estimulación cognitiva. Sin embargo, cabe aclarar la diferencia entre ambos conceptos. Entendiendo la estimulación cognitiva como una serie de actuaciones dirigidas a mejorar el rendimiento cognitivo en general o alguno de sus componentes (atención, memoria, lenguaje, funciones ejecutivas, cálculo…), y la rehabilitación neurocognitiva en un término mucho más amplio, entendiendo este último como la fusión de diferentes tipos de intervención que tienen como finalidad no solo la restauración a nivel cognitivo, sino también a nivel funcional, psicoafectivo y relacional.
Además, los pacientes con daño cerebral rara vez presentan exclusivamente déficit cognitivo. Por ello, debemos centrar la atención terapéutica al paciente y sus circunstancias, y el objetivo último de la rehabilitación; facilitar la ejecución de las actividades de la vida diaria, en ámbito social, vocacional, recreativo, entre otros.
Tras una lesión cerebral, sea cual sea la causa, se sucederán una serie de procesos naturales que conocemos como “plasticidad cerebral”, que comprende la recuperación espontánea donde estructuras intactas asumen las funciones de áreas dañadas. La plasticidad cerebral será mayor dependiendo de los factores ambientales, los factores psicosociales y las etapas de mayor aprendizaje de la persona (todo ello estará muy relacionado con la Rehabilitación Neurocognitiva).
Como ejemplo a lo que entendemos por plasticidad neuronal podría ser: “cuando un día cualquiera al salir de casa nos cercioramos que han cambiado la dirección de la calle por la que habitualmente nos dirigimos para llegar a nuestro centro de trabajo, y de manera casi automática, giramos el volante de nuestro coche para tomar otra ruta alternativa que nos lleve a nuestro destino.”
Una vez sucede este proceso se hará necesaria una exploración neurocognitiva completa para conocer las zonas dañadas o mermadas. Tras extraer conclusiones de la exploración realizamos un plan terapéutico individualizado teniendo en cuenta la edad, el nivel de escolaridad y las alteraciones cognitivas evaluadas. Más concretamente, un programa de entrenamiento y estimulación de las funciones cognitivas básicas (memoria, atención, orientación, lenguaje, funciones ejecutivas, cálculo…), adaptación social y emocional, en el que tanto paciente, equipo multidisciplinar, como familiares trabajen juntamente.
No podemos olvidar el importante papel de la familia en los tratamientos cognitivos y funcionales del paciente, como complemento indispensable al tratamiento especializado.
La rehabilitación cognitiva debe cumplir tres premisas básicas. En primer lugar la constancia; debemos trabajar de manera continuada en el tiempo. En segundo lugar, la adaptabilidad; debemos ser flexibles en los tratamientos, reestructurarlos tanto como sea necesario y tener en cuenta cada una de las etapas de evolución de las patologías, así como los intereses y grado de motivación del paciente ante la consecución de objetivos. Y en tercer lugar, y muy importante, la personalización; ya que no existe un patrón estable de evolución en todos los pacientes, la intervención debe de ajustarse a las características y necesidades de cada uno.
La rehabilitación cognitiva es un proceso costoso y los recursos que se pueden dedicar son limitados. Es inexcusable la necesidad de su optimización, a fin de aumentar su eficacia con la máxima eficiencia. Por ello, cada vez más se apuesta por las TIC en neurorehabilitación como herramienta con un gran potencial en el tratamiento de pacientes con déficit cognitivo.
Nuestra experiencia profesional en los Centros de día FAAM afianza los resultados de décadas de investigación sobre la estimulación mental, independientemente de que exista un daño cerebral, como premisa a tener en cualquier etapa de la vida. Por ello, siempre aconsejo a mis pacientes, mantener en forma nuestra mente al igual que lo hacemos con nuestro físico, y darle su perfecto descanso para permitirle restituir la energía invertida. El secreto está en buscar aquellas actividades que nos resulten divertidas y agradables a cada uno de nosotros, para ello quien mejor que uno mismo. Por ejemplo, leyendo el periódico y comentando las noticias de mayor interés, escribiendo, viendo películas y discutiéndolas con un grupo de amigos o familiares, manteniendo conversaciones, asumiendo responsabilidades, realizando pasatiempos, utilizando el diccionario, así como continuar los quehaceres de la actividad de la vida diaria; hacer las compras, manejar electrodomésticos, manualidades, etc.